Coyunturas de índole nacional e internacional (movilizaciones, pandemia, conflictos bélicos, etc) debilitan el crecimiento económico y amenazan las oportunidades comerciales. Sin embargo, existen herramientas que se proyectan con positivismo: la apertura a nuevos mercados, generación de políticas económicas favorables y otros factores son clave para el repunte de la economía nacional.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) proyecta que Ecuador será uno de los seis países de América Latina y El Caribe con la menor tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en 2023. En los últimos tres años el promedio de crecimiento es el 0 %. Según el analista económico Andrés Albuja, pese a que Ecuador está en desventaja con otros países de la región como Colombia o Perú, la dolarización se ha tornado el constante “salvavidas” de la economía nacional.
En Ecuador, la inflación bordea el 4 %, mientras que en América Latina la cifra asciende al 18 o incluso 20 %. Sin embargo, el agitado escenario político y económico pone a prueba a la producción nacional: el Riesgo País ha alcanzado los 1 700 puntos, mientras que vecinos como Colombia y Perú alcanzan un máximo de 200 puntos. La proyección del FMI es que el PIB de Ecuador crecerá 2,7%, según el reporte Perspectivas Económicas Mundiales, presentado el 11 de octubre de 2022.
Para Albuja, Ecuador tiene soluciones alcanzables y de aplicación prioritaria: el aperturismo comercial inteligente con Estados Unidos, México y el prioritario ingreso del país a la Alianza del Pacífico, la generación de una política económica más amigable y la búsqueda de nuevos acuerdos comerciales optimizarán, notablemente, el clima de inversiones. Estas son oportunidades que deben ser tomadas considerando que el país no tiene el nivel inflacionario de la región, y que su moneda permite mantener estabilidad en precios.
Por otro lado, resulta fundamental volver la vista a los sectores productivos: el potencial ecuatoriano en agroindustria, por ejemplo, tiene un repunte garantizado si se invierte en tecnología e innovación. La optimización de productos exportables y la desconexión de la dependencia hacia mercados clásicos. Productos como mariscos, frutas y vegetales están en plena capacidad de llegar a mercados internacionales.
Pese a la variedad de productos y materias primas de calidad exportable y made in Ecuador, el sector lácteo tiene protagonismo, ¿cómo y por qué? Te lo contamos.
Una mirada al sector lácteo
En Ecuador, 1 millón 200 mil personas trabajan (directa o indirectamente) en la industria láctea, es decir que el 7 % de la población ecuatoriana está involucrada con esta. Además, la producción de leche y derivados mueve USD 1 400 millones cada año, es decir el 1.4 % del Producto Interno Bruto (PIB). Con un buen enfoque de política pública, y con la optimización de proceso en agroindustria, el país pasaría de generar materia prima y productos de calidad a procesar de modo inteligente y competitivo.
Acorde con el analista Andrés Albuja, la asistencia técnica y cooperación internacional son fundamentales, no solamente para analizar, replicar y tropicalizar modelos internacionales, sino también para desempolvar importantes premisas que han marcado acuerdos comerciales, por ejemplo, con la Unión Europea.
La leche en polvo, el queso y la leche líquida, respaldados por la tecnificación, innovación y un análisis sustentado previo a su producción —que tome en cuenta el perfil de un consumidor más global, informado y consciente de sus necesidades nutricionales— marcarían el despunte de la internacionalización de los lácteos ecuatorianos y permitiría, además, incrementar el consumo local (que actualmente bordea los 100 litros anuales per cápita, cuando hace cinco años era 110: es decir, existe una tendencia a la baja en el consumo de leche por cambios de hábitos del consumido)r. Mercados como Colombia, Perú, Holanda y Estados Unidos deben mantenerse en la mira del empresariado lácteo local.
Fijación de precios, ¿oportunidad o amenaza?
Para el economista Andrés Albuja, fijar precios por ley no aporta a la economía y puede ser arma de doble filo: esta ley fija entre USD 0.42 y 0.49 el litro de leche UHT (que está entre USD 0.80 y 0.90, el 52% del precio el que se permite como estable para pagar al productor). Hay otros factores que inciden en la medida: además de la indexación del 52.4 % al PVP de la leche UHT en funda, y dependiendo del Reglamento, hay una serie de bonificaciones por calidad, buenas prácticas y vacunación que elevan el precio.
En la actualidad hay casi 300 mil productores de leche, y solo el 5 % de ellos están tecnificados. Más allá de entrar en debate sobre la fijación de precios, el sector debe incentivar la innovación e inversión en tecnología, con el fin de incrementar el porcentaje de productores tecnificados, garantizando la producción y evitando la pérdida. A decir de Albuja, alcanzar el 30 % de productores tecnificados se traduce en competitividad, potencial exportador, prevención de pérdidas económicas por contrabando y mercado negro, e incluso una considerable disminución del porcentaje de producción informal (que en seis años ha pasado del 30 % al 70 %).
Fuente: Andrés Albuja, analista económico con 20 años de experiencia, MBA Finance, con especialización en Negocios Internacionales, PhD(c) en Business Administration, Economics, Finance por Maastricht University (Países Bajos) & PUCP, Perú, docente e investigador con más de 12 años de experiencia y MSc(c) en International Banking & Finance por la Universidad de Salford (Inglaterra) y el Robert Kennedy College en Suiza.
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