● El sector lácteo tiene gran responsabilidad en el ámbito social, ya que es una fuente de ingreso para miles de familias que se dedican a esta labor, además que el producto —en este caso la leche y sus derivados— son esenciales dentro de una óptima alimentación.
● La cadena lechera del país representa el 1,3 % del PIB siendo un actor relevante de la economía.
● El sector mantiene su responsabilidad en cuanto al cuidado y la preservación del entorno, a través de la creación e implementación de buenas prácticas que contribuyan a la sostenibilidad ambiental.
Quito, diciembre de 2022.- A lo largo de los últimos años, el sector lácteo ecuatoriano ha atravesado diversas dificultades —pandemia, movilizaciones a escala nacional, informalidad, entre otros factores—. Sin embargo ha subsanado paulatinamente estos grandes retos sin quedarse de brazos cruzados y potenciando sus oportunidades frente a la coyuntura actual que atravesamos.
Entre las acciones ejecutadas está el maximizar la articulación y aumentar la rentabilidad para todos los actores de la cadena, impulsar el desarrollo del sector a través de estrategias innovadoras y a la vanguardia, reducir los costos de producción, aumentar la eficacia, trabajar en proyectos integrales en pro del bienestar social, entre otros. Esto compromete una sinergia y vinculación entre todos los actores de la cadena y los sectores tanto públicos y privados.
En el ámbito económico y social, según la FAO en Ecuador cerca del 84 % de los hogares rurales son dueños de ganado, con un promedio de 2.8 animales por hogar. Además se evidencia una mayor participación de las mujeres en el sector, lo que se traduce en un aumento en la generación de ingresos económicos para sus familias. El desarrollo de la leche y sus derivados aportan de forma considerable a la reducción de la pobreza, asimismo esta labor representa un porcentaje relevante para el desarrollo económico del país.
Por otro lado, el compromiso que mantienen las industrias con el medioambiente es constante, ya que han puesto en marcha una serie de actividad para preservar el cuidado de nuestro entorno como la reducción de las emisiones de CO2 y huella hídrica, generación de empaque sostenibles y/o reutilizables, cambios regulatorios que generen espacios para nuevos modelos de relacionamiento de los actores de la cadena láctea, que deben ser aprovechadas al máximo, entre otras acciones.
Sin duda, el sector lácteo trabaja proactivamente para obtener los mejores resultados en beneficio de todos los miembros que formamos parte de la misma —es decir desde el ganadero hasta el consumidor— y está consciente de sus acciones para garantizar bienestar, calidad, seguridad y satisfacción.
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